miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cuaderno de 'Bitácoras'

l4 de abril de 1912. El Titanic navega rumbo a su gélida tumba en el Atlántico. El gigante de los mares choca con un iceberg y se va a pique en poco tiempo.
Poco después, hace su aparición en escena el Carpatia, informado del desastre. La historia cuenta que, en su apuro por salvar a los sobrevivientes, el buque pasó directamente a través de los botes salvavidas, obviamente sin poderlos ver en medio del negro océano. Los pasajeros del Titanic, exhaustos y muy débiles por su exposición a la intemperie a temperaturas muy bajas, se encontraban mudos en los botes sin poder emitir sonido alguno. Cuando el barco se acercó, cuentan las crónicas que Rigel, un perro de raza Terranova de color negro, propiedad de un oficial, y que se encontraba nadando delante de los botes salvavidas, comenzó a ladrar furiosamente para alertar al Carpatia. Desde el barco, inmediatamente, fue dada la orden de parar las máquinas y se aminoró la marcha. Entonces, Rigel guió a los botes salvavidas a través de la oscuridad hacia su salvación… Eso cuentan las crónicas…

…Pues bien. En el Instituto Tecnológico de Wisconsin he podido hallar un informe textual de uno de los marineros del Carpatia, Suboficial de radiotelegrafía, que pone de manifiesto unos hechos que, a más de uno, le pondrán los pelos de punta, y que refleja el porqué no se salvó tanta gente. Hechos que, a continuación, paso a relatarles:

- Suboficial de radiotelegrafía:
Mi Capitán, llegan señales del Titanic.
- Capitán:
¿Cuálo?
- Suboficial de radiotelegrafía:
Mi Capitán, ¿está usted bebido?
- Capitán:
¿La mujer de quién?
- Suboficial de radiotelegrafía:
Pero, Capitán, las señales dicen S.O.S.
- Capitán:
¿La marca de arroz?
- Suboficial de radiotelegrafía:
No capitán, Save Our Soul (Salvad Nuestras Almas). ¡Se están hundiendo!
- Capitán:
¡Joé, qué malo está el mistela!
- Suboficial de radiotelegrafía:
¡Pero, Capitán, hágame caso! ¡Debemos tomar medidas!
- Capitán:
Me parece bien. ¡Sobrecargo, saque el Brugal, que la mistela es de garrafón!
- Sobrecargo:
¡A la orden, mi Capitán!
- Marineros en cubierta:
¡Vemos lanchas de salvamento en lontananza!
- Capitán:
¡No griten tanto, que me retumba la cabeza!
- Suboficial de radiotelegrafía:
¡Se lo he dicho, capitán! ¡El Titanic se va a pique!
- Capitán:
¿Piqué? ¿El del PP lo ha comprao?
- Suboficial de radiotelegrafía:
¡No! ¡Qué se hunde! ¡Debemos salvar a los náufragos!
- Capitán:
¡Arcarajo el Titanic! ¡Sobrecargo, el Brugal!
- Sobrecargo:
¡Aquí está mi Capitán! ¡Con hielo y coca-cola, como a usted le gusta!
- Capitán:
¡A la salud del Titanic!
- Suboficial de radiotelegrafía:
¡No hay manera! ¡Primer Oficial, acuda al puente de mando!
- Primer Oficial:
No grite tanto, que la mistela deja resaca… ¡Coño, Brugal!
- Suboficial de radiotelegrafía:
¡Pero, pero…! ¡Que el Titanic se hunde y tenemos que rescatar a los supervivientes!
- Primer Oficial:
¡Bueeeeeno! ¡A las barricadas, digo, a por ellos!
- Marineros en cubierta:
¡Señor, son muchos y estamos muy borrachos como para poder con todos! ¡Es mucho trabajo!
- Primer Oficial:
¡Muy bien! ¿Hay gachises?
- Marineros en cubierta:
¡Muchas tías güenas, Señor! ¡Y muchos gandanos! ¡También hay un perro negro aullando!
- Primer Oficial:
¡Bang!
- Perro:
Glu, glu…
- Primer Oficial:
¡A tomar por culo el perro! ¡Las gachises, toas pa’ dentro!
- Marineros en cubierta:
¡A la orden, señor! ¡Venga, pa’ arriba!
- Primer Oficial:
¡NO, Di Caprio…! ¡Tú no subes! ¡Salta o te pego un tiro igual que al perro!
- Di Caprio:
¡Splash!
- Primer Oficial:
¡A la orden, mi Capitán! ¡Sin novedad en el rescate! ¡Hay una condesa que está maciza!
- Capitán:
¡Descanse! Felicite a los muchachos y déjeles que se pongan hasta arriba de Brugal… Y de gachises, que se lo han merecido… ¡Ah!, y al telegrafista me lo emborrachen, que sereno es un coñazo… Por cierto, lleve a la condesa a mi camarote y que nadie me moleste…
- Primer Oficial:
¡Oído cocina!
- Capitán:
¡Si es que no le dejan a uno ni emborracharse tranquilo...! ¡En fin, al lío…!



¡Escalofriante testimonio! ¿No es cierto? Bueno, supongo que a estas alturas se estarán preguntando qué fue del Suboficial de radiotelegrafía… Bien, el muchacho sufrió presiones —y lesiones— por parte de toda la tripulación —y de las rescatadas— y hubo de refugiarse en la isla griega de Samos, cambiando su nombre por el de Bitácoras. Fue olvidando poco a poco su profesión, volcándose en las Matemáticas, otra de sus grandes pasiones, y por la que ha pasado a la Historia, máxime desde que acuñara su famoso Teorema, por todos conocido. En éste, dejó encriptado el código que a los avispados investigadores del Instituto Tecnológico de Wisconsin dio la pista para desvelar el misterio relatado: los catetos eran el Capitán y el Primer Oficial; la hipotenusa hacía referencia a la Condesa. Es por esto por lo que el título del post es del de ‘Cuaderno de Bitácoras’ y no de ‘Bitácora’ pues, a partir de este descubrimiento, puede afirmarse que todo lo que se escribió en el diario de abordo del Carpatia fue una gran mentira. Éste documento fue hallado en la mencionada isla, enterrado junto con una gorra de suboficial de la marina, dentro de una botella de Brugal.


Del tal Di Caprio, nunca más se supo.

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