Años 50’ –o casi… ¿Y qué?–. Aún los Dioses eran los Dioses –y las Diosas, “comme d'habitude”–… El ocaso acechaba por el boulevard… Y Ella, genial, bajaba la escalera –distinta, que no distante. No mi “wilderizada” Phyllis Dietrichson, no su tobillo, aunque genial–. Para disfrutar.
Lápices.
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Nunca jamás he tirado un lápiz a la basura. Ni los he destruido cuando se
hacían diminutos, como si de increíbles hombres menguantes se tratasen. No.
Los...
Hace 8 años
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